Son numerosos los homenajes que este año dedicará el Museo del
Prado a la figura del pintor cretense afincado durante la
última etapa de su vida en Toledo, Domenikos Theotokopoulos, con motivo
del cuarto centenario de su muerte. Entre ellas, la exposición El Greco y la Pintura Moderna,
que se puede visitar en el ala destinada a exposiciones temporales del
Edificio de los Jerónimos. La muestra reúne a lo largo de un
completísimo itinerario por la pintura moderna, veintiséis obras
originales del artista de Candía, junto a tantas otras de los pintores
más relevantes que se hicieron eco de las mismas, e interpretaron, a su
modo, la «maniera» del de Creta.
La figura del Greco no ha sido apreciada con su debida importancia
hasta el reciente siglo pasado. El primer hito sobresaliente fue la
adquisición de su Asunción de la Virgen de Santo Domingo el
Antiguo, por el Infante Sebastián Gabriel de Borbón, en 1830; y dos años
más tarde la compra por Fernando VII, con ubicación Museo del Prado, de
La Trinidad del mismo convento toledano. A partir de 1838 y
hasta 1849, la Galería Española de Luis Felipe de Orleans, difundió de
manera internacional su pintura.
Los motivos de por qué su pintura no fue valorada hasta hace bien
poco han sido muy discutidos y debatidos por historiadores del arte y
expertos en la materia durante muchos años. Su gran labor «autodidacta»
se ha puesto en entredicho en numerosas ocasiones, pero a ese
experimentalismo se le suma su agitada existencia errante –Grecia,
Italia, España…- y una amplia trayectoria de estudios en los clásicos
–Vitruvio con su Tratado de Arquitectura- o en tratadistas más modernos
como Vasari –Vidas de los más excelentes pintores, escultores y
arquitectos- o Vignola, Palladio o Serlio. Así lo testimonia otra de las
magníficas exposiciones del museo madrileño que ha dedicado al pintor,
La Biblioteca del Greco. Como señala uno de sus comisarios, José Riello,
su trabajo autodidacta fue muy intenso, y aspiraba “a ser un hombre
universal, objetivo que se propuso a sí mismo”. De este modo, concebía
la pintura “como un medio para vislumbrar lo invisible y explorar las
maravillas de lo visible”.
El Greco y la Pintura Moderna está dedicada In Memoriam
al profesor e historiador del Arte, José Álvarez Lopera. El que fuera
un día conservador del Museo del Prado, y especialista en la obra de
Domenikos Theotokopoulos, propone la fecha de 1902 –año en el que se
celebra su primera exposición en el Prado- como arranque definitivo para
el estudio e investigación a fondo de su obra. Desde los defensores del
«exacerbado místico castellano», como Barrès, hasta que se reconstruye
el período italiano, marcado por la lectura de las teorías y las bases
de la pintura y la arquitectura; antes no se había realizado ni un
catálogo ni una retrospectiva del genial pintor. El primero razonado
será llevado a cabo por Manuel B. Cossío en 1908. En 1920 se abrirá su
primera sala en el Museo del Prado. Durante los años setenta y ochenta
del siglo veinte, se sientan nuevas bases para el estudio de su
amplísima obra, a raíz del descubrimiento de importantes fuentes
documentales biográficas, como su ingreso en la Academia de San Lucas de
Roma como «pittore a carte».
El Greco fue una gran influencia e inspiración en las obras de
muchísimos artistas a lo largo de la historia del arte, como nos
presenta el comisario de la exposición, Javier Barón Thaidigsmann.
Recorriendo cada una de las salas A y B de la planta baja de la nueva
construcción, la luz y la diafanidad de los espacios inundan al
visitante, fundiendo pasado y presente bajo el hilo conductor de la obra
del pintor griego.
Comienza un recorrido por el arte contemporáneo, con Cézanne o Chagall como maestros de ceremonias. Este último, en su Visión (Autorretrato con musa) de 1917, conservado en el Museum of Avant-Garde of Europe, recibe el hálito de la inspiración manierista de la mano de la Anunciación del artista cretense. Es el mismo esquema compositivo en diagonal. El mismo cruce de miradas. La musa que se paragona al ángel. La separación de los planos.
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Evocación. El entierro de Casagemas. Pablo Picasso. Óleo sobre lienzo, 150,5 x 90,5 cm 1901 París, Musee d’Art Moderne de la Ville de Paris. |
Esta división entre los dos mundos, se plasma de modo excelente en El Entierro del Conde de Orgaz,
de 1586-1588, que ha viajado de la Iglesia de Santo Tomé de Toledo al
Museo para el gran acontecimiento. En 1901, Pablo Picasso pinta
Evocación. El entierro de Casagemas y el cisma se hace de nuevo
presente. El artista gaditano lo vuelve más lírico, más alegórico. Se
diferencian los dos estratos de un modo evidente. El plano celeste,
azul, blanco, onírico, volátil. El terrestre más abigarrado, de colores
más oscuros, con menos movimiento, y más recogimiento. Oración. Como la
que realiza en el Huerto de los Olivos el expresionista alemán
Adriaan Korteweg en 1913, inspirada en la que hizo El Greco entre 1605 y
1607. Hoy se exponen ambas juntas, pero separadas por varios siglos y
diversas geografías. Vean y juzguen parecidos, inspiraciones.
Una de las piezas más admiradas de la muestra es la Dama del Armiño.
Este retrato de finales del siglo XVI del Greco toma forma en Cézanne
al modo neoimpresionista. Y su dama, que ya en el Renacimiento mira de
cierta forma vivaz y elocuente al espectador, se funde con él a lo largo
de los siglos. Siendo las dos modernísimas en su composición. ¿Cuál de
las dos es más moderna? También, pasen y vean.
Igualmente sucede con las figuras de Egon Schiele. Sus figuras masculinas delgadas, alargadas y de ojos grandes y oscuros. Tienen claras reminiscencias, quizá arraigadas en lo más profundo de las anatomías de los crucificados del «pintor toledano».
Sería un estar valorando y comparando uno por uno los dibujos y las
pinturas expuestas en esta magnífica selección. Orozco, Pollock, Rivera…
Pero, como último pensamiento, quedan las palabras de Javier Barón, que
destaca «el valor de referencia de las grandes obras del Greco» a lo
largo de muchísimos siglos de la historia del Arte. Una invitación a un
viaje por Toledo, Roma, Bizancio, Grecia, Copenhagen, Berlín o París. El
Greco modernista o expresionista, contemporáneo o surrealista. Una
nueva visión para un artista nunca encasillado.
El Greco y la Pintura Moderna se expone en el Museo del Prado de Madrid del 24 de junio al 5 de octubre de 2014.
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