martes, 7 de octubre de 2014

El Expolio de El Greco

El Expolio de El Greco (antes y después de su restauración en el Taller de Restauración del Museo del Prado)

FICHA TÉCNICA


El Expolio de Cristo
Autor: Doménikos Theotokópoulos, El Greco
Fecha: 1577-1579
300 x 178 cm
Óleo sobre lienzo
Catedral Primada de Toledo


Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo: «¡Aquí tienen al hombre! Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Pilato les dijo: «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo»”.


El Evangelio de San Juan narra de esta forma el momento que también es representado en una de las obras clave de la trayectoria artística del pintor cretense, El Expolio de Cristo. El lienzo capta la escena de Jesucristo instantes antes de ser despojado de sus vestiduras para ser clavado en la Cruz.
 
El Museo del Prado acogió de manera temporal, participando así en las celebraciones del 400 centenario del fallecimiento del pintor en 2014, esta obra de su última etapa, la que pasó en Toledo. Fue realizada para el Sagrario de su Catedral. En ella, asimila los distintos estilos que ha cultivado y las tradiciones que han influido en su pintura a lo largo de su amplio recorrido artístico. Es un lienzo cumbre. El Greco más genuino y en su estado más puro.

El restaurador que llevó a cabo los trabajos, Rafael Alonso, ha destacado el buen estado de conservación en el que se encontraba la pieza. Se realizó la reparación de pequeños levantamientos cromáticos y una limpieza general que ha mejorado la visión global de la composición.

Junto al Expolio se exhibieron fotogramas de las técnicas utilizadas. La reflectografía infrarroja y la radiografía, que revelan esbozos primarios, añadido de pigmentos, y toques posteriores modeladores, con muy pocas rectificaciones o “arrepentimientos” realizados por el maestro.

Con respecto a los aspectos técnicos y formales de la obra, cabe destacar la pincelada suelta y libre, que describe una anatomía masculina alargada, cubierta por el manto rojo brillante y estilizada. Algo muy cretense heredado del primer aprendizaje bizantino en Creta. El pintor trastoca y deforma la imagen de forma expresiva y dramática. Absolutamente espiritual, elevándose al cielo.

Cristo es una llama que se ofrece, aunque todavía no es el momento de la muerte, no está sufriendo, sino que se encuentra inmerso en un éxtasis espiritual, muy en consonancia con los místicos españoles del siglo XVII, como defiende Cossío. Anula cualquier tipo de perspectiva, y como señala Pérez Sánchez, “multiplica sus composiciones complejas y su técnica veneciana”. También destaca que en esta época realizará “grandes lienzos de exaltado manierismo, crispación anatómica y fosforescentes fulguraciones, que anulan cualquier referencia a lo real”.

Es en esta última etapa, la que pasa en Toledo, desde su llegada a la ciudad con treinta y seis años en 1575 hasta su muerte en 1614, donde asimila el ambiente castellano que allí se respira. Toledo será en esta época centro cultural muy próspero, como sostiene Miguel de Cervantes, “la gloria de España”. Allí el pintor griego es acogido y Toledo le ofrece familia, trabajo y “eternidad”, como señala Álvarez Lopera. En la ciudad castellana abrirá su taller en 1580, y lo ampliará en 1585, debido a la acuciante demanda de imágenes, sobre todo devocionales, realizadas por la nobleza oriunda. De ahí, la constante repetición de modelos. Realizará cuadros de gran formato como El entierro del Conde Orgaz, o diversos Crucificados de gran belleza, en los que abandona los modelos italianos. Pero también otros de devoción en el que aparece una figura de tres cuartos, de asunto sacro, destacando la Santa Faz, la Verónica o la Magdalena.

Tras su época de formación en Creta y sus estancias en Venecia y Roma, encuentra en Toledo su refugio, y allí se convierte en un pintor prolífico al que le proponen infinidad de encargos que realiza en ocasiones, en colaboración con su taller. Descubre Toledo tal y como la define para él su amigo Fray Hortensio Félix Paravicino “Toledo, mejor patria”. Y se refugia allí por algún motivo que todavía hoy se desconoce.

Miguel Zugaza, director actual del Museo del Prado, describe la labor que realizaron los restauradores como “importante y callada”, añade también que “ha sido un proyecto formado por el trabajo de mucha gente, y es importante que todos lo sientan así”. Actualmente, en el taller de restauración del Prado trabajan más de veinticinco especialistas que tienen habitualmente unas cincuenta pinturas en sus manos, tanto del Prado como de otros museos. Ahora, los restauradores, pueden disfrutar de la luz y de los patios diseñados y abiertos al público tras la última ampliación. Ven a los visitantes que entran con emoción a disfrutar de lo que posee el Museo. Y los visitantes pueden verlos a ellos cuidando de las obras.


Detalle del montaje de la instalación del cuadro de El Greco, El Expolio, acompañado de la reflectografía infrarroja y la radiografía de la pintura, técnicas de estudio que, por primera vez aplicadas a esta obra, permiten comprobar que el pintor no realizó cambios sustanciales en la composición inicial, lo que indica que El Greco concibió una idea general que fue cuidadosamente trabajada de antemano


Son sobrecogedores los cruces de miradas, las líneas invisibles que marcan las cabezas, los cuellos y los mantos de colores imposibles. La verticalidad de las lanzas. Es una obra maestra. Quizá sea esta última etapa del Greco la que más me emociona. La crisis de sus últimos años, la que dio paso a un aumento de los componentes emocionales y vitales, la que usa simbólicamente la luz y desnaturaliza las formas. Todo ello unido a su experiencia de vida, su formación en distintos países y ámbitos artísticos, su adscripción a los postulados manieristas y a la ideología de la Contrarreforma, dan lugar al más puro Greco y al más apasionante.

Hoy, y hasta el 9 de diciembre, esta maravillosa obra de arte se puede contemplar en el Museo del Greco en Toledo como "obra invitada". ¡No os la perdáis!

Nota: imágenes del dossier de prensa del Museo del Prado.

2 comentarios:

  1. A veces hace falta que alguien nos guíe para apreciar de verdad obras como éstas... Precioso cuadro y precioso blog.

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