«Colección:
conjunto de objetos que, mantenido temporal o permanentemente fuera
de la actividad económica, se encuentra sujeto a una protección
especial con la finalidad de ser expuesto a la mirada de los hombres»
Definición
de “colección” según la Real Academia Española de la Lengua
El
coleccionismo se ha desarrollado a lo largo de todas las etapas
históricas. Faraones, Emperadores, Monarquías e Iglesias reflejan
sus diversas motivaciones de orden político, religioso o de
prestigio social a la hora de reunir sus colecciones. Francisca
Hernández, Profesora Titular del Departamento de Prehistoria de la
Universidad Complutense de Madrid, apunta las causas que han llevado
al coleccionismo, y que son las siguientes: el respeto al pasado y a
las cosas antiguas; el instinto de propiedad, el verdadero amor al
arte y el coleccionismo puro.
El
primer mecenazgo en España lo encontramos en la nobleza castellana
de finales del siglo XV, destacando las familias Mendoza, Fonseca, y
en Valencia los Borja, que patrocinaron las primeras obras
italianizantes en la Península Ibérica. En el caso del Cardenal
Mendoza, su colección abarcaba desde medallas, monedas y camafeos
hasta objetos exóticos y naturalia, apareciendo por primera vez en
este siglo la fascinación por lo raro, lo exótico y lo precioso.
También es reseñable la figura de Don Rodrigo Alonso Pimentel,
Duque de Benavente, que organizó para sí mismo un jardín botánico
en su residencia castellana, con animales salvajes y exóticos, con
fines lúdicos y de prestigio social.
Muy
lejos de estas excentricidades que quedan como meras anécdotas
curiosas para la posteridad, en la actualidad, la labor del mecenas
artístico muestra su cara más amable, generosa y culta en el
matrimonio Abelló y su espléndida colección de Arte.
Edgar Degas. Después del baño. Colección Abelló |
Es
una de las colecciones privadas más importantes del mundo. Se
presentan por primera vez al público cerca de 160 piezas que nunca
antes se habían exibido de forma conjunta. El comisario de la
muestra, Felipe Garín Llombart, ex-director del Museo del Prado,
destaca de la pasión por el arte y la historia que sienten sus
propietarios, así como el excelente trabajo que realizan
compartiendo con el público su entusiasmo coleccionista. El buen
gusto, y su acierto a la hora de incrementar los fondos -que
continúa-, su conservación, catalogación y estudio, hacen que la
visita valga la pena.
Una
de las principales características de la Colección Abelló es la
abundancia de talleres y estilos que abarca. Personalmente, y como
historiadora del Arte, destaco la selección de «aves
raras» como Yáñez de la Almedina con su Salvator
Mundi entre San Pedro y San Juan.
Esta obra está llena de influencias de Leonardo y Rafael, con un
esmerado estudio de las telas y los dorados en las ricas vestimentas,
que por otra parte son típicamente hispanoflamencas, pero con un
colorido rafaelesco. Es de una belleza exquisita y delicada que sabe
aunar ambas tendencias en un delicioso equilibrio.
Otra particularidad que
posee la Colección son los grandes «vedutistas» italianos. Una
espectacular «rareza» que la engrandece. Las espléndidas vistas de
Venecia y la Catedral de San Marcos de Canaletto, se suman a las que
realizó Guardi o a las napolitanas que pintó el modenés Antonio
Joli. Este estilo llegó a España y se puso de moda de la mano de
Carlos III, debido a las obras de Joli que pudo apreciar en Nápoles.
Giovanni Antonio Canal, Canaletto. El muelle de Venecia próximo a la Plaza de San Marcos. Colección Abelló |
Como
última singularidad de la exposición, destaca la importancia que se
concede al dibujo, considerado un arte menor hasta época reciente.
Garín Llombart explica que «desde Francisco Pacheco, Pedro de
Campaña o Bartolomé Murillo, con la adquisición del llamado Álbum
Alcubierre,
hasta el importante conjunto de Picasso, Van Gogh, Schiele o Bacon,
entre otros, la exposición permite un recorrido singular de los
dibujos paralelo al de las pinturas».
Francis Bacon. Tres estudios para un retrato de Peter Beard. © The Estate of Francis Bacon/VEGAP, Madrid, 2014. Colección Abelló |
El
Centro nos recibe con un homenaje al protagonista del año en el
cuarto centenario de su muerte, El Greco. La Estigmatización
de San Francisco
se encuentra en lugar preferente para ser admirada por el visitante.
Y nos adelanta que lo que vamos a contemplar es de un valor singular.
El Greco. Estigmatización de San Francisco. Colección Abelló |
Esta obra del maestro
griego seguramente se hizo para una capillita de devoción privada,
ya que la figura de San Francisco fue especialmente venerada en la
ciudad de Toledo, y hubo muchos conventos franciscanos en la zona. Se
puede fechar en torno a 1580, y es una de las primeras hagiografías
de San Francisco que pinta el de Candía. El tratamiento de la figura
es sencillo y la imagen está provista de elementos simples, como la
calavera -símbolo de la fugacidad de la vida y la proximidad de la
muerte- o el cielo rasgado. El rostro del Santo se repetirá en
multitud de ocasiones en su pintura y creará una tipología: los
ojos que se elevan al cielo implorantes, los labios carnosos, y nariz
y pómulos marcados. Tuvieron muchísimo éxito en la época y le
fueron encargados más de un centenar de Santos de estas
características. Muchos de ellos, como la de la Colección Abelló,
son de Doménikos Theotokopoulis (el cuadro está firmado bajo la
calavera en caracteres griegos en minúscula), pero otros pertenecen
a alumnos del taller o son copias del maestro.
El
primer apartado de la exposición está dedicado a Madrid, bajo el
título «Madrid, Villa y Corte». Destacan las inimitables pinturas
de la Escuela Madrileña del siglo XVII, como la Vista
del Manzanares en la fiesta de San Juan,
todo un despliegue de folclore castellano de la época. Su autor no
es parco en detalles. La indumentaria de los personajes
-especialmente la de las damas- está representada con minuciosidad;
también los carruajes, y los edificios. Junto a ello, la ausencia de
una perspectiva “clásica” cobrará importancia en el estilo
imperante de la pintura de este período.
Escuela Madrileña del Siglo XVII. Vista del Manzanares en la fiesta de San Juan. Colección Abelló |
La
muestra prosigue, y «Del Gótico al Humanismo» nos lleva al ya
citado Salvator
Mundi
de Yáñez de la Almedina, una de las perlas de la exposición. Junto
a él, Berruguete, Cranach -uno de los pintores preferidos de los
Abelló-, Juan de Flandes o Jacomart completan la elevada calidad de
la sala dos.
El siglo XVII se alarga
con los grandes. Así, las «naturalezas muertas» o bodegones,
cobran sentido en la próxima sala. Sobresale un bellísimo florero
de Antonio Ponce y un bodegón de Miguel de Pret, que raramente
firmaba sus obras.
Los siglos XVIII y XIX
están representados de manera poderosa con los «vedutistas»
italianos, y los retratos que hizo Goya de sus consuegros, Don Martín
Miguel de Goicoechea y Doña Juana Galarza, así como un dibujo de la
esposa del aragonés, Josefa Bayeu. El siglo XIX no termina con Goya,
sino que la pintura moderna consigue hacerse un hueco en la Colección
Abelló. Fortuny, Ramón Casas o Sorolla se exponen junto a sus
contemporáneos extranjeros Van Gogh, Modigliani o Toulouse-Lautrec.
Henri de Toulouse-Lautrec. Mujer en un café. Colección Abelló |
Un
apartado especial de la sexta sala está dedicado al genio Picasso.
Sus “obras menores”, como aguatintas, grabados o lápices sobre
papel, están presididos por el gran Desnudo
sentado.
Y casi eclipsan a los dibujos que realizó Salvador Dalí de su
familia, o a las pinturas de los franceses Braque, Léger o Matisse.
Incluso al mismísimo Juan Gris.
Juan Gris. El cazo. Colección Abelló |
El final del itinerario
expositivo es un festival que reúne a los mejores artistas
internacionales de vanguardia. Rothko y Miró junto a Klimt y
Kandinsky. Un verdadero deleite para los sentidos.
La Colección se alojará
en el Palacio de Cibeles, en el CentroCentro Cibeles de Cultura y
Ciudadanía de Madrid, hasta el 1 de marzo de 2015. El matrimonio
Abelló ha cedido sus obras sin interés económico alguno, y
destinará los beneficios que le correspondan a Caritas Madrid. La
muestra está patrocinada por Mastercard Priceless Madrid, y se
enmarca dentro de la serie «Mecenazgo al servicio del Arte» que
desde 2012 se viene desarrollando, como previamente se hizo con las
Colecciones de la Casa de Alba, de Helga de Alvear, o la Colección
Masaveu.
El CentroCentro Cibeles
de Cultura y Ciudadanía se consolida, de este modo, como uno de los
principales puntos de referencia del innovador «Paseo del Arte»
madrileño, junto con el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza o la
Fundación Mapfre. Y añade actividades complementarias a la
exposición: visitas guiadas, visitas infantiles y descuentos para
grupos. Una iniciativa cultural para tener muy, muy en cuenta.
CentroCentro Cibeles y Madrid Destino han facilitado las imágenes para este artículo.
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